Descripción
Una piel grasa se reconoce por la presencia de poros dilatados, puntos negros y brillos, producidos por una hiperactividad de las glándulas sebáceas (sobre todo en la zona central del rostro).
Ligadas a factores hormonales, estas secreciones pueden desarrollarse debido a desequilibrios alimentarios, contaminación, estrés o una higiene no adecuada.
En ausencia de un tratamiento en profundidad, estas secreciones excesivas obstruyen los poros y facilitan la proliferación de bacterias que provocan, a su vez, irritaciones y puntos negros poco favorecedores.
La piel grasa debe ser reequilibrada mediante un tratamiento adecuado y completo que purifique y sanee la epidermis en profundidad.
CONTRIBUYE A:
– Devolver instantáneamente a la piel un resplandor de acabado mate
– Absorber los brillos y las impurezas
– Afinar el grano de la piel
– Purificar en profundidad